Cuando unos novios entran por nuestra puerta, todo amorosos e ilusionados por lo que les depara su futuro juntos, y nos confían una pequeña parte de lo que será su gran día, se nos contagia todo su buen rollo, y se activa la maquinaria que permite que podamos llevar a cabo nuestra mesa dulce.
Comenzamos a bocetar, realizamos visitas a la floristería, plantamos las semillas para los nombres de los dulces con tiempo suficiente, hacemos las borlas una a una para la guirnalda, diseñamos los toppers de las tartas, y cómo no, elaboramos los dulces elegidos por los novios.
Aunque todas nuestras mesas dulces respetan nuestra filosofía -dulces caseros y saludables con una ambientación campestre, inspirada en un picnic romántico- guardando similitudes entre ellas, cada una es única, intentamos siempre que la mesa se integre perfectamente con el resto de la decoración.
Y allá que nos fuimos con nuestro cochecico lleno de cosillas para montar in situ nuestra querida mesa, con todo nuestro cariño. Repetimos lugar, un precioso lugar llamado Finca Los Aljibes donde siempre que vamos nos tratan genial -todo hay que decirlo-.
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